miércoles, 11 de julio de 2012

Capitulo 1.





Un destello de luz plateado hizo que se volviera. <<No debes preocuparte, estas aquí, en el Instituto, a salvo. Aquí nadie puede hacerte daño>>. Cuando saltó desde la barra de equilibrio, sus pies aterrizaron en el suelo con la firmeza que solo podía tener un nefilim. Sin embargo, ella nunca sería tan buena como sus hermanos. Ella era la pequeña de su familia, formada por una hermana, un hermano, ella y sus padres. Sus hermanos, que eran gemelos, tenían 18 años, y ambos habían ingresado ya en la Clave. Tenía que oír constantemente los halagos a sus hermanos, mientras que ella quedaba sumida en una extraña indiferencia por parte de todo el mundo. No es que ella luchara peor que sus hermanos, no le llevaban tanta diferencia, pero ella nunca podría comprarse con ellos. Su hermano Gabriel, era, literalmente, un ángel caído del cielo. Su pero rubio y rizado le caía por las sienes, y sus ojos verdes destellaban como esmeraldas. Su hermana Elisabeth era lo mas parecido a una modelo, según los mundanos. Su pelo, de un rojo fuego le caía por la espalda como una llamarada ardiente, y sus ojos, tal y como los de Gabriel, inundaban con un destello verde la estancia. Lo único que ella había heredado de sus padres fueron los ojos. Ojos dorados como el oro, aunque era un contraste raro con su melena negra como la tinta. Todo el mundo le decía que era igualita que su tía, por eso le pusieron Isabelle. No era fácil ser la hija de Jace y Clary Herondale. Ella conocía perfectamente la historia de sus padres, como su abuelo, Valentine, intento exterminar a todos los cazadores de sombras, guiado por la locura. Sus padres le contaron la historia cuando fue lo suficiente mayor para entenderla, aunque como era lógico, ella sabía que sus padres eran famosos. La historia le había infundido, miedo y a la vez, admiración, tanto por la valentía de sus padres, como por el amor que sentían uno por el otro. Isabelle sacudió la cabeza, haciendo que algunos mechones de cabello se le soltaran del moño. Se miro a uno de los espejos de la sala de entrenamiento y se pregunto como podía tener tanto parecido físico con alguien que ni siquiera era de su familia.
Salió de la sala de entrenamiento dando grandes zancadas y dirigiéndose a la azotea. Había veces, en el que el mundo se volvía tan pequeño, que le costaba respirar, y entonces, subía allí, y la sensación del viento el la cara, la relajaba. Pero ni siquiera eso ahuyentaba sus pesadillas. Las tenía desde hacía un par de años. En ellas, se enfrentaba a los demonios mas aterradores que nunca hubiera visto, aunque ella ni siquiera estaba segura de que estos existieran realmente. Por eso ella no podía compararse con sus hermanos. Cada vez que se enfrentaba a un demonio que tuviera alguna cualidad parecida a los demonios de sus sueños, se ponía a temblar y prácticamente era incapaz de moverse. Aflojo el paso cuando fue consciente de que iba corriendo por los corredores del Instituto mientras sus manos sangraban a causa de haber apretado las uñas contra la palma. Isabelle respiró hondo y empujo la puerta que conducía a la azotea.
El aire fresco le agito el cabello, haciendo que un escalofrío recorriera su cuerpo. Le gustaba estar allí, donde se sentía libre y sin ataduras. Se sentó en el filo del edificio y contemplo la maravillosa ciudad de Nueva York. Nunca se le habría ocurrido un lugar mejor para vivir, le gustaba Londres, pero no podía compararse con la ciudad en la que había estado toda su vida. Sacó una pequeña daga que siempre llevaba guardada en la pierna y miro el puñal, donde su nombre estaba grabado en letras doradas. Isabelle Herondale. Llevar ese apellido tenía una gran responsabilidad. Sus padres habían sido muy famosos, y ahora el buen nombre de la familia recaía también en sus hermanos. ¿Y si nunca llegaba a ser tan buena como Gabriel y Elisa? ¿Ella siempre iba a quedar en la sombra? No es que deseara la fama, pero el constante recuerdo de sus hermanos la hacía enfurecerse. Les quería, pero les envidiaba. Un grito indudablemente femenino la saco de sus pensamientos ¿Que había sido eso? Iz se inclino sobre el borde del edificio, que daba a un callejón, donde vislumbró una figura que se agazapaba entre las sombras. Sin pensárselo dos veces, bajo apresuradamente por las escaleras del instituto hasta llegar al callejón donde había oído los gritos. Analizo la escena con todo el detenimiento que pudo.
Una chica de unos 16 años se encontraba frente a una criatura monstruosa blandiendo uno de sus cuchillos serafines. El demonio, que a primera vista podía parecer una serpiente, si no fuera por su enorme tamaño, se abalanzo contra la chica de ojos azules haciendo que esta cayera al suelo junto con su arma. La chica se había quedado inmóvil. Isabelle se temió lo peor, y haciendo caso de su instinto intento llamar la atención del demonio para evitar que este devorara a la chica. En el fondo Isabelle deseaba que esa chica no hubiera muerto. Lo que paso a continuación fue muy confuso. Isabelle saco su daga y la lanzó hacia el demonio, pero este logró atraparlo con la cola en el aire, evitando así que se clavara en su escamado cuerpo. Isabelle retrocedió y miró a su alrededor, buscando algo que pudiera servirle de arma contra aquella bestia. El demonio intentó asestarle un golpe, pero Isabelle lo esquivó, aunque cuando la bestia volvió a atacar no tuvo tanta suerte. El demonio le asestó un golpe con su cola, en la cual había pequeñas puás incrustadas, probablemente venenosas, y golpeó a Isabelle en el brazo derecho. Sin embargo, y no cediendo ante la desesperación, Isabelle intento de nuevo atacar al demonio con el cuchillo serafín que la chica había dejado caer. Esta vez el arma consiguió alcanzar a la bestia y provocarle una fuerte herida. El demonio cayó al suelo, aparentemente muerto, mientras que Isabelle se acercaba a ayudar a la muchacha que se encontraba al fondo del callejón.
Isabelle soltó un suspiro de alivio al comprobar que la chica aun tenia pulso. Pero era muy débil, así que decidió que lo mejor era llevarla al Instituto a que le echaran un vistazo, y también a ella, ya que su brazo no paraba de sangrar y de expulsar un extraño liquido verde claro. Agarró a la chica como pudo, ya que ella no era especialmente alta, ni especialmente fuerte, pero logró sostenerla con el brazo sano. Avanzó hasta la entrada del callejón cuando un ruido ensordecedor a su espalda llamo su atención. El demonio, que hasta hacía unos minutos, se encontraba en el callejón, totalmente vivo y furioso. Sin esperar ninguna reacción por parte de las chicas se abalanzó sobre ellas, y mordió a Isabelle en la pierna con sus enormes colmillos. Entonces apareció, como una visión, un chico de pelo castaño blandiendo un cuchillo serafín, y degolló a la bestia que había atacado a ambas chicas.
Isabelle se sentía mareada, y muy cansada, por lo que la chica que sostenía cayó al suelo, y ella no tardó en acompañarla.
Y entonces todo se tornó oscuro.



4 comentarios:

  1. Me encanta como empieza!!! :-) Sigue escribiendo!!!

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    1. ¡Gracias! Intentaré subir el segundo capitulo lo mas pronto posible :3

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  2. Me ha gustadoo!!! Quiero saber más! Ö
    Un besoo guapa!! :33

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