Isabelle
caminaba lentamente por el pasillo. Después de una noche un tanto
ajetreada había decidido ir a la cocina y desayunar algo, para luego
investigar sobre aquel extraño demonio que la había atacado. Sus
pies desnudos se deslizaban pesadamente sobre la moqueta que cubría
los pasillos del Instituto. Mientras avanzaba por los largos
corredores un sonido suave llego a sus oídos. Cambió de dirección
para descubrir de donde procedía la música. La melodía tocada a
piano no le resultaba familiar, pero sin embargo le trajo muchos
recuerdos de su infancia. Se acercó a la puerta y observó la
escena. Su padre se encontraba en la banqueta sentado, y deslizaba
sus dedos por las teclas del piano con gran maestría. Por un momento
Isabelle paso por alto a su madre, la cual estaba sentada en un
pequeño sofá cerca del piano. Clary se levantó y se sentó junto a
Jace en la banqueta del piano. Los ojos de su madre brillaban al
contemplar a Jace, mientras que este exhibía una sonrisa torcida.
—Hace
años que no tocabas esa canción —dijo Clary.
—La
última vez que la toqué, si no recuerdo mal, una chica muy bonita
estaba aquí conmigo. Era pelirroja, ojos verdes, bajita, quizá te
suene.
—Se
te ha olvidado, esa chica llevaba una ropa excesivamente grande, que
le quedaba fatal, ya que un chico muy apuesto decidió quemar su
ropa.
Ambos
rieron.
—Da
igual que la ropa de Isabelle te estuviese enorme. Estabas preciosa.
Siempre lo estás.
—¿Incluso
cubierta de icor y sangre?
—Sobre
todo cubierta de icor y sangre.
Isabelle
no pudo evitar sonreír. Siempre había admirado, y en cierto modo
envidiado, la forma en la que su madre y su padre se querían. A
veces daba la impresión de que su amor era infinito, de que podía
romper barreras, ganar guerras. Y lo era. Isabelle retrocedió y se
encaminó hacia la cocina deseando que algún día ella pudiera
sentir lo mismo por alguien.
Cuando
llegó a la cocina Isabelle se encontró con que sus tíos, Magnus y
Alec estaban allí. Ambos exhibían signos de preocupación.
—¿Que
ha pasado? —preguntó Isabelle, nerviosa.
—Pattie
ha despertado, pero...
A
Magnus no le dio tiempo de decir nada más. Isabelle salió
rápidamente de la habitación y se encaminó hacia la enfermería.
Ser paró en la puerta y miró hacia el interior de la sala. Dave se
encontraba en una silla, con aspecto cansado, y Pattie dormía en ese
momento. Isabelle se acercó lentamente hacia el lugar en el que se
encontraba Dave.
—¿Como
está?— pregunto preocupada.
—Físicamente,
bien. —Respondió Dave— Tiene algunos moretones debidos a la
pelea, pero nada grave. Sin embargo...
—¿Sin
embargo qué? ¿Que ha pasado?
—Cuando
cayó se dio un fuerte golpe en la cabeza, que le ha provocado
amnesia temporal. No recuerda nada.
—Oh
dios...
—Ni
siquiera sabe como me llamo. —Isabelle veía una expresión tan
triste en sus ojos que sintió deseos de abrazarle. Y lo hizo. Este
se resistió al principio, pero le devolvió el abrazo con cierta
cautela.
—Gracias
por tu apoyo —dijo en voz baja.
—Esto
es culpa mía. Lo único que hice fue enfurecer a esa cosa. Lo
siento. Lo siento mucho.
—¿Que?
No. No es tu culpa, no tienes nada que ver en esto ¿me entiendes? No
es culpa tuya.
Isabelle
asintió levemente.
—¿Esta
dormida?—preguntó Isabelle.
—Si.
Y no creo que despierte en un buen rato. —En ese momento, el
estomago de Dave rugió.
—Deberías
comer algo.
—Es
igual, luego iré a la cocina y...
—No.
Ven. Conozco un sitio estupendo.
Cuando
entraron a Taki's el dulce olor a miel invadió sus fosas nasales.
Isabelle y Dave se encaminaron hacia la una mesa que se encontraba en
la parte mas alejada del bar.
—¿Y
este sitio?— dijo Dave mientras tomaba asiento.
—Mis
padres venían mucho aquí cuando tenían mi edad. Tienen unos
batidos deliciosos.
Ambos
pidieron sus respectivos desayunos y observaron con detenimiento el
restaurante. No había mucha gente. Unas cuantas mesas más al fondo
había una chica pelirroja que vestía con un gran mono negro
ajustado, y una chica morena y de pelo largo sentada en frente de
ella. Y un par de mesas a la izquierda había un chico de pelo negro
y ojos verdes con una vampira de ojos azules.
Después
de prácticamente engullir sus huevos revueltos, Dave se quedó
mirando fijamente a la chica pelirroja del otro lado del restaurante.
—Siempre
he querido tener el pelo así. —Comentó Isabelle.— Aunque el
Ángel me dotó con un bonito pelo negro que no se puede aclarar.
Dave
dio un pequeño respingo y se quedó mirando fijamente a Isabelle.
Esta apartó la vista rápidamente.
—Tu
hermana...¿se recuperará?
—Si.
O eso dicen.— La sombra triste volvió a su mirada. Pero había
algo mas. Miedo. —Pero no saben cuanto tiempo tardará. Podrían
ser días. Meses. Años. Es imposible saberlo.
—No
te preocupes. Se recuperará, tarde o temprano.
En
ese momento la chica pelirroja dio un fuerte puñetazo en la mesa
haciendo que todo el bar se sobresaltara.
—¡No
pienso aliarme con esa gente! ¿Me entiendes, April? ¡Ni de broma!
—Kendra,
tranquilizate, nos está mirando todo el mundo.
—¿Y
a mi que narices me importa? ¡Que me miren! ¡Les doy una foto si
quieren!—dijo la chica pelirroja levantándose de la silla
estrepitosamente.
La
chica pelirroja salió del restaurante seguida por su compañera.
Isabelle y Dave se miraron con sorpresa. Después de pagar la cuenta
salieron fuera, donde volvieron a encontrarse con las jóvenes
nefilim. Estas seguían discutiendo, pero ambas pararon al ver
acercarse a Isabelle y su compañero.
—¿Y
vosotros que queréis? —dijo Kendra con desprecio. —Si queréis
ver un espectáculo, iros al circo.
—Perdonad
a mi parabatai. —dijo la otra chica. —Es de armas tomar.
—Ya
veo.—Susurró Isabelle.
—¿Quienes
sois? —preguntó Dave con autoridad.
—Yo
soy Kendra Carstairs. —dijo la chica pelirroja algo mas calmada. —Y
ella es mi parabatai, April.
—¿No
vas a decir mi apellido? —dijo la morena ofendida.
—No
se cual es tu apellido. Y si te soy sincera tampoco me importa.
—April miro con estupefacción a su parabatai, negó con la cabeza
y volvió la vista hacia Dave e Isabelle.
—No
os preocupéis, solo estamos de paso. Hemos venido ha investigar con
unos amigos, nos iremos en unos días.—dijo April.
—Espero
que así sea.— dijo Dave con dureza en la mirada.
—Tampoco
te pongas chulito...—masculló Kendra.
—Ya
nos vamos. —dijo April. Y ambas desaparecieron al final de la
calle, no sin que Kendra se despidiera con un gesto obsceno con el
dedo.
Dave
e Isabelle se miraron perplejos y emprendieron rumbo de vuelta al
Instituto.
Cuando
llegaron al Instituto, Isabelle y Dave se dirigieron a la enfermería
para visitar a Pattie. Pero ella no estaba allí. Fueron a la cocina,
a la sala de armas, y por ultimo a la biblioteca, donde Jace, Magnus,
Clary y Alec estaban reunidos.
—Mama,
papa...¿donde esta Pattie? ¿Por que no está en la enfermería?
—pregunto Isabelle mientras veía como Dave palidecía hasta
adquirir un tono de piel alarmante.
—No
sabemos como ha pasado, estaba ahí, y de repente...
—Ve
al grano.—dijo Dave.
Jace
suspiró.
—No
sabemos donde está. Pattie ha desaparecido.
Oooish, cada vez se pone más interesantee!! >.<
ResponderEliminarMe ha gustado la parte del piano *-* y cuando van a Taki's (yo también quiero ir T.T)
jajaj ha estado guay la parte cuando has puesto a Kapril. XD
Sigue escribiendo guapa!! :3
Muchas gracias <3
EliminarJoder, que genialidad. Es que me quedo sin palabras. Esto esta tan asdfghjkl. No dejes de escribir ;)
ResponderEliminar